Incuestionable y ciegamente

Tengo pánico al océano

cuando el contacto es a bocajarro,

porque en el agua soy presa fácil

y sobre todo porque las bestias

allí abajo son impredecibles.

Pero desde la orilla siento

completa admiración al mar.

En el amor me ocurre lo mismo

y no es casualidad:

los dos han sido siempre,

incuestionable y ciegamente,

bellos.

Incuestionable y ciegamente.

Ahora estoy en el punto donde

me enamoro de quienes rompen

esa concepción del amor

y aún así deciden nadar con tiburones.