A Ghost Story
- Joelking
- 15 oct 2019
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 16 oct 2019

I
Mírame, mamá:
estoy sangrando.
He vendido el corazón al mejor postor:
diez puñales clavados en él,
unas cuantas mujeres encerradas dentro
y sangre negra, tinta.
Me ardía el pecho, mamá.
Seguía latiendo, por más motivos
que le diera para dejar de hacerlo,
seguía latiendo.
No lo necesito.
Los peores momentos de mi vida
siempre han sido, al final,
por su culpa, mamá.
II
Me deshice de mi corazón,
¿y crees que eso fue suficiente?
Un pecho vacío desgarra,
te convierte en un lugar inhabitable.
El alma padece agorafobia;
necesita de la cruda carne.
Rara vez fue de otra manera.
Ahora es cuando todo son ruinas,
pero la desolación es más llevadera,
pues el corazón te hace arder;
el vacío te envuelve en cenizas.
Sin embargo, el vacío,
para mi suerte, genera arte.
Rara vez fue de otra manera.
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